Anoche cantamos en el Karaoke recientemente adquirido por una pareja amiga. Y una de las canciones que cantamos, y que mi amiga Sade bordó es la canción que me viene en mente justo ahora, día uno de enero de 2018. Muchos de mi generación la conocen, es Un año más de Mecano.
_En el espectáculo de Dani Orviz, las 10 peores canciones del Pop Español, es todo un hit. Si no lo habéis visto todavía, vale la pena, en su facebook va publicando las nuevas citas._
A parte de este momento publicitario de una gente muy divertida y muy buena, quería hablaros de este año más. Las fiestas de Navidad son cada año lo mismo, consumismo, comilonas, pesadez de estómago, alcohol… Pero también es la época en la que se acerca el fin de año y el cambio de año de nuestro calendario. Hasta que llega Noche Vieja.
Y cómo dice la canción de Mecano: Hacemos el balance de lo bueno y malo.
Es el momento de hacer ese balance. Y pensar, ¿qué me llevo de este año? ¿Qué cosas he aprendido y quiero recordar? ¿Qué le agradezco a este año que ya ha acabado?
Y hago mi lista, para no olvidar dar las gracias. Porque a pesar de sentir dolor y vivir cosas negativas, siempre hay agradecimientos y aportaciones positivas para la mochila.
Cuando la lista está llena, puedo pasar al otro gran tema. ¿Qué quiero para este nuevo año? ¿Dónde voy a poner mi energía? ¿Qué frutos quiero recoger en este 2018?
Pensar en lo que está por venir, imaginarlo, desear cosas buenas, centrar la energía en ese porvenir, es lo que facilita que lleguen…
Hay un ejercicio que puede ayudar, plasmar lo que se anhela en una hoja o cartulina, con colores, recortes, imágenes, pegatinas, palabras, aquello que sale del corazón… como el artista en un lienzo en blanco, a punto de recibir todos colores y trazos para dar forma a aquello que queremos para nuestro futuro.
¿Lo hacemos?